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Debió
haber sido un día de profundas emociones para monseñor
Constantino Izrastzoff; llegado en 1891 a la Argentina como
representante de la Iglesia Ortodoxa Rusa, especialmente
enviado por el zar Alejandro III; cuando, ¡al fin!
se abrieron las puertas del templo de par en par para recibir
a los concurrentes que asistirían a la inauguración
de esta joya arquitectónica, tan cara al corazón
de la ciudad y, naturalmente, con tanta significación
para la iglesia ortodoxa.
No sería la única fundada a instancias de
Izrastzoff, con cuya voluntad y apoyo se erigirían
otros templos tanto en la Argentina como en Paraguay, Chile
y Brasil.
El padre Konstantín falleció en vísperas
de Navidad del año 1953.
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El
frente del edificio y durante la ceremonia
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El
engalanado frente del templo y el retiro de sus concurrentes
Los
concurrentes a la inauguración del templo se retiran
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INAUGURACION
DE LA IGLESIA RUSA
En
la calle Brasil frente al Parque Lezama se ha levantado
la iglesia rusa, primera que existe en nuestro país,
y cuyos planos se deben al arquitecto Christophersen.
No ha sido cosa improvisada la erección del templo,
pues hace tiempo se trabajaba en él, siendo costeados
los gastos de construcción por diferentes donativos,
entre los que figuran los del zar y de la difunta madre
del emperador moscovita.
Fuente de impresiones nuevas fue para los que no pertenecían
a la iglesia ortodoxa, la fiesta de la inauguración,
a la que asistieron el barón Geiger, encargado de
negocios de Rusia, los ministros de Italia, Francia, Suiza,
España y Brasil y algunas personas altamente colocadas
en nuestra sociedad.
Si
el aspecto externo de la iglesia, sus cúpulas, sus
cruces de varios brazos llamaron la atención, lo
propio que la disposición del altar mirando al oriente,
y no como el principal de nuestras iglesias, paralelo al
frente de las mismas, no menos fijaron las miradas de quienes
por primera vez asistían a una función religiosa
de este género, la indumentaria del archipreste Iratzoff,
quien llevaba una hermosa capa pluvial blanca y la del subdiácono
Germán Scheade, de cuyos hombros pendía la
capa magna color escarlata, sobre la que se destacaban grandes
cruces de oro.
El primero pronunció una sencilla oración,
haciendo votos por la prosperidad de nuestra patria, invitando
después a un lunch a parte de la concurrencia, de
la que también formaba parte el general Roca.
Dicho lunch se efectuó en la casa particular del
capellán Iratzoff, una vez concluída la ceremonia
de la inauguración, y dió motivo a que el
ministro de Francia pronunciase algunas palabras alusivas
a la confraternidad francorrusa, en cuyo mismo sentido se
expresaron el encargado de negocios de Rusia y el diácono
Juan Milenka."
Caras
y Caretas del 12 de octubre de 1901
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R.
Yeromonajos Guermanos Chehadi, agregado a la Iglesia de la
Legación, Sacerdote Sirio; al centro, R.P. Constantin
Izrasztoff, Capellán de la Legación Rusa, Archipreste
y Juan Milenko, el Diácono de la Iglesia |
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Diseñada
en San Petersburgo por el arquitecto del Santo Sínodo
de Rusia, Mihail Preobrazensky, iniciada en 1898, y finalmente
construida y adaptada en 1901, y en forma honorífica,
por el arquitecto noruego (afincado en Argentina) Alejandro
Christophersen, en colaboración con el ingeniero
Pedro Coni. Los fondos para su edificación fueron
donados por Rusia.
Actualmente es Monumento Histórico Nacional Argentino.
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"Durante
su viaje por Rusia, el padre Konstantin fue recibido por
la familia Real, encabezada por el Zar mártir Nicolás.
El santo Zar Nicolás, la santa Zarina Alejandra y
sus hijos alentaron al padre Konstantin con palabras misericordiosas
y cariÑosas. Por ello en el templo de la Santísima
Trinidad de Buenos Aires (que fue declarado edificio histórico
por el Gobierno Argentino) hay dos altares: el principal
consagrado a la Santísima Trinidad y el menor, en
honor a San Nicolás Taumaturgo y a Santa María
Magdalena, protectores celestiales de sus Eminencias Imperiales,
el Emperador y la Emperatriz madre, en signo del profundo
agradecimiento y ferviente reconocimiento a Sus Eminencias
por su misericordiosa, y gran atención hacía
esta primera misión..." (http://www.orthodoxchristianity.net)
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Los
legados religiosos de los inmigrantes históricos
Por Isabel Bláser
Seguramente
al Hombre no le basta elegir un lugar para vivir y conseguir
comida, sino que su alma necesita contención, pero
no solo de manera individual sino dentro de la comunidad
donde se desarrolla. Esto lo podemos ver claramente reflejado
en las huellas del paso de los inmigrantes en nuestro barrio,
que ha sido, es y seguramente será un crisol de razas
que han levantado templos a su paso para congregar a sus
fieles.
Tan
es así que frente al Parque Lezama, en la calle Brasil
315 se encuentra la Iglesia Católica Apostólica
Ortodoxa Rusa –Catedral Santísima Trinidad-,
de estilo moscovita. Desde la vereda del parque se ven en
lo más alto sus 5 cúpulas acebolladas, que
terminan cada una en una cruz mirando al Este, sostenida
por cadenas. Al bajar la vista distinguimos los tres preciosos
vitraux de sus ventanas. Hermoso proyecto original (inaugurado
en 1901) del Arq. Mihail Preobrazensky adaptado y hecho
realidad por el Arq. Alejandro Christophersen, quien también
diseñó el Palacio San Martin en el barrio
del Retiro. En toda Sudamérica no había una
sola iglesia Ortodoxa, ni ningún sacerdote de ese
culto por lo que tenían que recurrir a otros para
satisfacer sus necesidades espirituales. Cuando uno atraviesa
su portón de madera y comienza a subir las escaleras
para presenciar la ceremonia de religiosidad, aunque no
sea partícipe habitual de ella no se siente observado
porque los fieles miran al nuevo huésped con respeto
y sin hacerlo sentir incómodo por no conocer el método
ni las reglas del credo que ellos predican. Todo se desarrolla
en un clima solemne pero alegre, con cánticos conmovedoramente
vitales interpretados por el coro litúrgico. Son
–seguramente- fiel reflejo de esa corriente inmigratoria
de los primeros ortodoxos griegos y eslavos llegados a las
playas argentinas a mediados del siglo XIX. Marinos que
fueron recibidos con “los brazos abiertos” por
su simpatía y, además, porque enseguida pudieron
aplicar sus conocimientos náuticos en esta tierra
joven.
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Es
de un notable estilo moscovita del siglo XVII, con cinco
cúpulas acebolladas de color azul, y estrellas doradas,
coronadas por cruces ortodoxas sujetas con cadenas que apuntan
hacia el oriente.
En sus laterales se pueden apreciar dos murales, uno llamado
"Bautismo de Rusia" y otro con motivos sobre la
Virgen, Jesús y San Juan.
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