VISITA
A PUNTA DEL ESTE EN 1907
"¡Ideal!-
Es el calificativo que aplicaron a Punta del Este los caballeros
excursionistas que en los primeros días del mes actual
visitaron aquel hermoso paraje de la costa atlántica
del Uruguay.
Era
una comitiva compuesta en su mayor parte por hombres de
negocios, de esos de vista clara y fino olfato para aquilatar
con acierto en toda empresa las buenas condiciones del presidente
y las promisorias proyecciones del porvenir.
Travesía
feliz hasta Montevideo, y desde allí la excursión
marítima, hacia el mar libre, hacia el inmenso Atlántico,
tranquila, sin balanceos bruscos, a lo largo de esa pintoresca
costa de Maldonado, que se destaca en la continuidad de
sus serranías, a veces empinadas, con cimas blanqueadas
por la caliza que guardan en sus entrañas, otras
veces chatas, como enormes cetáceos de piel dura
y rugosa.
Cinco
horas de marcha, -que con mejor andar pueden reducirse a
la mitad- y se doblaba la PUnta de la Ballena, en la que
el lobo de mar uruguayo, Lussich, ha asentado su pintoresco
solar costeño.
Al
frente se distinguía, en todos sus detalles, la Punta
del Este, objetivo del viaje.
Desde
la toldilla del Golondrina se dominaba el paisaje en todo
su conjunto, empinado y verdegueante en el centro, salpicado
de alegre caserío, descendiendo en unas partes hacia
lindas playas de arena fina en las que ruedan mansas las
olas, acantilado y bravío en la extremidad y en la
parte que mira al océano.
Conjunto
de austera majestad que cuadra a su grandeza océanica".
Caras
y Caretas del 9 de febrero de 1907